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Cuando somos jefe de proyecto o líder de equipo en alguna oficina, las mesas de despacho y dirección son como una prolongación de nuestro cuerpo. Casi sin darnos cuenta, estamos más ligados a este soporte que a nuestra pareja, familia o persona con la que convivimos. Dicho esto, a razón del tiempo que vamos a pasar con ellas, ¿cómo crees que deberían de ser sus características?
Un par de pasos por delante de las mesas operativas, el tablero de despacho cuenta con características más sofisticadas. A fin de estar en concordancia con el cargo de la persona que la ocupa, este concepto -ya bastante anticuado- está casi desapareciendo. Si antaño veíamos cómo “el sitio del jefe” estaba por encima del resto, hoy podemos encontrarlo codo a codo con su equipo de trabajo.
Las mesas de despacho y dirección cuentan con muchos modelos que, en función del sitio en el que las queramos colocar, podremos escogerlas según nos guste o el dinero que queramos gastar en ellas. Clásicas, modernas o de cristal, son algunas de las que más se venden en el mercado. En funcionalidad no discrepan en nada pero muchas personas valoran su estética, forma e incluso material con el que están fabricadas.
Si como empleado sientes que pasas más horas en la oficina que en tu propia casa, cuando llega el momento de ser el jefe, puede que te olvides del color que habías pintado las paredes del hogar hace unos meses. Con esta entrada queremos que valores la importancia de las mesas de despacho y dirección y el por qué de que inviertas parte de tus honorarios en ella.
La comodidad y buena disposición de la mesa con respecto a la silla debe ser una orden cuando somos quienes vamos a pasar más tiempo en este entorno de trabajo. Más allá de que el diseño sea de tu gusto o la forma que tiene se adapte a lo que tu empresa cuenta de ti, lo primero que hay que valorar son las medidas -en base a la ubicación- y que su funcionalidad sea exactamente la que tú necesitas de ella.
Las mesas de despacho y dirección, como cualquier otra que se vaya a emplear para usos intensivos, deben adaptarse a las horas de trabajo que vayamos a gastar en ellas así como también al tipo de trabajo que tengamos. Por técnica, no cogeremos las mismas si vamos a un estudio de arquitectura que a una agencia de marketing.